Cuatro evangelios del tiempo de la cruz Mateo 24:45-51 45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? 46 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 47 De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. 48 Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; 49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, 50 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, 51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes. Meditación Meditamos, a través del evangelio de este cuarto domingo del tiempo de la cruz, en el destino del ser humano a la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Jesús insista, en la parábola del siervo fiel y sabio sobre la recompensa del siervo fiel que veló esperando la llegada de su señor, y el castigo del siervo pusilánime, malo, distraído, y perezoso que fue separado del grupo porque creó que su señor tardaría a venir. El Señor Jesús nos dio este ejemplo para acláranos muy bien el sentido de su segunda venida y la manera de vivir hasta su venida. De aquí, este evangelio es una invitación a nosotros para velar, mantenernos perseverantes y aplicados sin cansancio, vivir con honestidad, trabajar con amor y modestia, y ser fiel al servicio que el Señor nos confió, al modelo del siervo fiel y sabio. Nos invita también a pasar, el tiempo de espera de su venida, predicando la palabra de Dios, trabajando para construir su Reino y beneficiando del tiempo, los talentos y las gracias que el Señor nos dio para que nuestra vida sea un acto de gracia que se la presentamos en su segunda venida gloriosa y bendita, al fin de nuestra vida. Tal como hizo San Charbel que vivo toda su vida con esperanza inquebrantable, perseverancia, alegría, resolución fuerte, vela perpetua ante el Santo Sacramento en la iglesia, y ayuno continuo dando gracias al Señor, día y noche, por sus gracias. Amen |