Undécimo Domingo de Pentecostés Jesús y Zaqueo 1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3 procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8 Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9 Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. 10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Meditación Hoy, como cada domingo, volvemos a tomar conocimiento de la obra de Jesús para salvar a la humanidad. El evangelio de este domingo muestra el gran amor de Dios que se manifestó en su hijo Jesucristo. El no quiere la muerte del pecador sino le invita a la penitencia y a la expiación de los pecados cualquier sea su naturaleza. Esta esperando cada arrepentido y convertido que llaman a su puerta para que les abran. El ardor de Zaqueo, el recaudador de impuestos, de ver Jesús le empujó a subir a un árbol quizás pudo verlo. Era una iniciativa que llevó a la penitencia. Es que Jesús le visitó en su casa y le dio, a él y a su familia, la salvacion. Esta iniciativa se le correspondió una iniciativa más grande de la parte de Jesús. Es suficiente de hacer el primer paso, que es la penitencia, para que Dios nos perdone y salve. Los judíos despreciaban Zaqueo y le consideraban un pecador porque estaba trabajando por el imperio romano y sustraendo, por su cuenta, de lo que recaudaba de los ciudadanos. Pero, por su amor y gran misericordia, Jesús le hizo volver de su error y dar a los pobres la mitad de sus bienes, y devolver lo que había defraudado a su propietario. “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Este evangelio nos invita a penitenciar, comprometerse a compensar la falta, no importa lo grande que sea, al ejemplo de Zaqueo el recaudador de impuestos, cambiar nuestra manera de vivir, evitar el engaño, trabajar con amor, y ayudar los pobres y necesitados. Nos invita también a tener fe en Jesucristo porque al Señor le gusta llevar a los que se habían perdido a su reino por su misericordia infinita. “Hoy ha llegado la salvación a esta casa” (Lucas 19:9). |